INGREDIENTES
- 1 cebolla grande o 2 pequeñas
- 2 dientes de ajo
- 2 calabacines
- 5 ó 6 tomates
- Sal
- Azúcar (opcional)
- Cominos
- Pimienta roja
- Aceite de oliva
Comenzamos cortando la cebolla en
juliana y los ajos laminados, Los calabacines y los tomates los cortaremos en
cuadraditos. Si no os gusta la piel del tomate, podéis escaldarlos para
retirarla o pelarlos con un pelador de tomates, que sólo retira una finísima
capa de piel.
En una sartén que pondremos al fuego
añadiremos un chorrito de aceite de oliva virgen, la cebolla y los ajos. Añadiremos
una pizca de sal y lo dejaremos a fuego medio y con la sartén tapada. Queremos
que la cebolla se poche y nos quede
transparente no que oscurezca!
Cuando la cebolla esté bien pochada,
añadimos el calabacín y rehogamos unos minutos. Por último incorporamos los
tomates y 1 cucharadita de azúcar
(opcional)
Salpimentamos e introducimos los cominos
que habremos estrujado con las manos o con un almirez.
Dejamos que se rehogue todo y
retiramos del fuego.
Ahora sólo queda servirlo calentito.
El pisto se suele acompañar de un
huevo frito por encima o simplemente con unas tostaditas de pan y listo.
NOTAS:
No hecho pimientos porque me encanta
el sabor que tiene simplemente con el calabacín y el tomate natural.
Si te queda con mucha salsa de
tomate, puedes añadir un huevo y pocharlo en la salsa junto con el pisto o bien
romperlo con un tenedor e ir moviendo hasta que cuaje (es el mismo movimiento
que hacemos con los huevos cuando hacemos sopas de ajo, de un lado a otro con
un tenedor de madera para que mezcle y vaya cuajando poquito a poco)
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